¿Cómo puedes como líder ejecutivo equilibrar todo lo que tiene sobre tus hombros y mantener la cordura?
¿Cómo puede alcanzar la buena vida y llevar a tu organización al éxito?
Estos son algunos hábitos para mantenerte con los pies en la tierra y ayudarte a ser disciplinado, manejar tus relaciones y a ser un pensador más exigente.
Conoce tu “quién”
Los ejecutivos de éxito tienen esa misteriosa cualidad llamada “presencia ejecutiva“.
- La presencia ejecutiva es una especie de confianza comprometida que proviene de un claro sentido de sí mismo, de la voz, de la posición y de la oportunidad.
- La presencia ejecutiva consiste en tener los pies en la tierra.
- Para desarrollar la presencia ejecutiva, tendrás que ser honesto sobre quién eres hoy, es decir sentirte cómodo en tu propia piel.
- Tener claridad en qué te estás convirtiendo, no en lo que vas a conseguir o con quién vas a pasar el tiempo, sino en el tipo de persona en la que te estás convirtiendo. Esto es parte de la presencia ejecutiva.
- Aristóteles, por ejemplo, sostenía que, al igual que una bellota aspira a convertirse en un poderoso roble, tú aspiras a convertirte en un determinado tipo de persona.
Intencionadamente o no, los hábitos y las rutinas que conforman tu vida dan forma a la persona que está llegando. Y esto es bueno para la presencia ejecutiva.
- La vida no te llega por casualidad.
- Si tus hábitos y rutinas actuales no te están ayudando a llegar a donde necesitas, puedes cambiarlos.
- Conseguir y permanecer con los pies en la tierra significa saber qué valoras y en quién quieres convertirte.
Un ejercicio para empezar y un hábito para mantenerte con los pies en la tierra.
- Redacta una sencilla declaración personal que recoja tus valores de forma aspiracional.
- ¿En quién quieres convertirte?
- ¿Qué será verdad en tu futuro?
- Esta declaración personal será una lente, una forma de revisar todos tus otros hábitos y rutinas para asegurarte de que te ayudan a convertirte en el tipo de persona que realmente quieres ser.
Hazlo de forma sencilla.
- Crea un mapa mental que identifique tus valores, puntos fuertes y pasiones, toda la combinación de cualidades que te hacen único. A continuación, añade las cualidades que más te gustaría que fuesen para ti en el futuro. Características a las que aspiras pero que aún no has realizado del todo.
- Estas son las cualidades que aún necesitas vivir.
- Convierte tu mapa mental en una frase sencilla utilizando tres adjetivos y un sustantivo.
Por ejemplo, podrías decir: Soy un creador valiente, dinámico y apasionado. O algo así como Soy sabio, optimista y ejecutivo presente. Si no te gusta, modifícalo.
Y una vez que lo tengas claro, comprométete a leerlo en voz alta todos los días.
Deja que tu declaración personal te permita vivir con intención.
Tu futuro te lo agradecerá.
Conoce tu “porqué”
- ¿Qué pregunta te atrae tanto que te pasarás el resto de tu vida buscando una respuesta?
- ¿Has aprendido a articular ese impulso visceral que te impulsa a hacer lo que haces?
Simon Sinek sugirió que los grandes líderes inspiran la acción empezando por el “por qué”. Dijo que la gente no compra lo que haces, sino el por qué lo haces.
Cuando te miras en el espejo, cuando giras el creer y el hacer hacia dentro. Empiezas a ver que no estás impulsado por un plan racional, sino por un deseo, un amor, una vocación, un propósito.
Los ejecutivos de éxito tienen muy claro por qué hacen lo que hacen. La presencia ejecutiva lo exige.
- Entienden su vocación, su propósito.
- ¿Y tú? ¿Puedes articularlo?
¿Cómo puedes encontrar tu “porqué”?
Después, una práctica para que puedas entrenarte para actuar intencionadamente en línea con tu propósito. Para obtener presencia ejecutiva, se debe practicar y tener hábitos específicos. No es una práctica complicada pero requerirá constancia. Para que funcione debe convertirse en un hábito. Pero primero tendrás que tener claro tu por qué. Ahora hay más de una manera de lavar esta ventana, yo te ofrezco dos. Cualquiera de los dos enfoques se puede hacer en 30 o 40 minutos.
Opción 1
Empieza a escribir las preguntas que te resulten atractivas. Preguntas que podrías pasar toda una vida persiguiendo. Escribe libremente durante unos minutos y luego revisa las cinco o diez preguntas que tienes delante. ¿Qué tienen en común? ¿Qué temas han surgido? Ahora utiliza esos temas para redactar nuevas preguntas. Preguntas que se acerquen más a captar ese mayor sentido de vocación y propósito para ti.
Opción 2
Imagínate en el futuro a una edad determinada, por ejemplo, dentro de 20, 30 o incluso 40 años, y haz una lluvia de ideas con todas las cosas que esperas que sean ciertas en tu futuro. Piensa en tu trabajo, en tu salud, en tus relaciones, en tus aficiones y en tus finanzas y luego escribe. Escribe libremente durante unos minutos. Cuando termines, empieza a interrogar a tu lista.
Para cada elemento de tu lista, pregúntate simplemente por qué.
- ¿Por qué quiero eso para mi futuro? ¿Por qué quiero tener presencia ejecutiva? Responde a tu pregunta, hazlo en voz alta, y pregunta el porqué de tu respuesta y repite este proceso varias veces para cada elemento de su lista. Mientras trabajas en tu interrogatorio y tus respuestas, escucha los temas.
- Una vez que hayas completado la primera o la segunda opción, trata de articular el por qué, tu vocación o propósito de forma sucinta.
Ahora viene la parte difícil, la coherencia.
Para vivir intencionadamente, ser un lider eficiente, con presencia ejecutiva, con capacidad de dirigir y mover a tus colaboradores, debes crecer en tu vocación o propósito, hay que tenerlo presente. Escríbelo y colócalo en algún lugar donde lo veas constantemente, el espejo del baño, la mesita de noche, el monitor de la computadora. Y cuando lo veas, léelo en voz alta, hazlo constantemente. Y tu porqué influirá en tus otras rutinas y prácticas.
Como dice Simon Sinek más adelante en su charla, lo que haces demuestra lo que crees. Cuando empieces a vivir de tu propósito, tu acción te seguirá.
Practica el silencio
Tu vida es más ruidosa y te distrae más que a más del 90% de todos los seres humanos que han existido, y el ruido en nuestras vidas no hace más que aumentar.
Los ejecutivos de éxito practican el silencio, esto es parte de la presencia ejecutiva.
Silenciando su entorno físico y acallando la autopista de las distracciones que corren por su mente. Toda esta noción de tranquilidad se basa en las antiguas disciplinas de la soledad, el silencio y la quietud, y la neurociencia confirma esta antigua sabiduría.
Cuando se utilizó como control en un estudio que probaba el efecto de diferentes tipos de música, el silencio superó incluso a la música de relajación como la más beneficiosa.
El silencio permite al cerebro procesar en un estado por defecto.
En otro estudio, dos horas de silencio diario hicieron que se desarrollaran tus células en el hipocampo, reforzando la formación de la memoria. Practicar el silencio no sólo te reenergizará, sino que hará crecer literalmente tu cerebro.
¿Cómo sería dedicar un espacio diario al silencio?
- Ten en cuenta tu horario de trabajo. Probablemente ya tengas un ritmo de productividad, un ritmo natural de trabajo seguido de juego. Tanto si se trata de navegar por el teléfono como de charlar con los compañeros, reserva una parte del tiempo de juego como descanso, crea un ritmo de trabajo y descanso para que tu cerebro reciba pequeñas siestas energéticas a lo largo del día. Programe estos momentos, aunque sean paseos en solitario que sólo duren cinco minutos.
- Imagina que puedes dedicar un tiempo más largo a la tranquilidad una vez al día. ¿Podría levantarse un poco antes? ¿Podrías reducir tu hora de comer? Identifica un momento que te funcione y empieza. Estar en silencio requiere práctica. Te recomiendo que combines las tres disciplinas antiguas para empezar: soledad, silencio y quietud. Encuentra un espacio a solas, lejos del bullicio de tu vida normal, y cálmate por dentro y por fuera. Cuando inicies esta práctica, tu mente luchará contra ti. Cuando se acelere, simplemente anota los pensamientos que no puedes descartar y vuelve a la quietud.
- Quita presión a tu cerebro atendiendo a tus otros sentidos, presta atención a tu respiración. Lo importante es dejar que las distracciones desaparezcan. Resiste el impulso de coger el teléfono y quédate en silencio. Al principio, esta práctica te parecerá una pérdida de tiempo.
- Sé paciente y apóyate en ella. Con el tiempo, experimentarás la fuerza y el arraigo que se derivan de la práctica del silencio.
Dibujar la fuerza
El fruto del ejecutivo o el éxito requieren hábitos que saquen fuerza como las raíces de un árbol. La presencia ejecutiva incluye un componente de fortaleza definitiva.
Tendrás que desarrollar hábitos, ritmos de vida, que hagan crecer unas cuantas raíces profundas y extiendan muchas otras menos profundas.
¿Qué aspecto tiene esto en la vida real?
- Identifica el mejor terreno para ti. Por ejemplo, yo saco fuerzas de mi fe. Me hace sentir como una raíz de anclaje, de modo que aunque los fuertes vientos me despojen de mis hojas, permanezco arraigado en el suelo de mi fe, anclado en mis creencias y en las promesas y esperanzas asociadas a ellas. Una vez que conozcas el suelo que te enraíza, identifica las prácticas que hacen crecer las raíces. Puedes echar raíces caminando por un bosque o por la playa. Puedes dedicar tiempo a la meditación.
- Puede que encuentres una liturgia o un mantra para repetir que te llene de energía sacando fuerzas de tu suelo.
- Como ocurre con muchos hábitos, echar raíces puede resultar dolorosamente lento, sobre todo en las épocas más fáciles de la vida; la práctica puede parecer improductiva, pero cuando lleguen los retos, querrás que las raíces establecidas te mantengan en su sitio y te cimenten.
Cultiva el valor
Un titular de principios de este año decía: “El 60% de los adultos de EE.UU. sienten estrés y preocupación a diario. Casi uno de cada cinco adultos experimenta ansiedad diagnosticable”.
Si el éxito ejecutivo depende de permanecer con los pies en la tierra, cuidado con el estrés, la preocupación y la ansiedad.
Estos dragones que escupen fuego suponen un reto existencial para su caballería ejecutiva.
Y la clave para ser caballero es cultivar el valor.
Aristóteles describe el coraje como la virtud entre dos vicios, la cobardía y la temeridad.
Según el filósofo, la acción valiente depende de tu capacidad para mediar adecuadamente tu miedo y actuar en función de él.
Me explico. Imagina que eres un caballero y el rey acaba de anunciar que hay que matar a un dragón cercano.
- Esta es su búsqueda para la toma. Deja a un lado la ética de la matanza de dragones y acompáñame.
- Si eres un cobarde, puedes tapiar tu casa dentro del reino y dar por terminado el día.
- Si eres un temerario, podrías salir corriendo de la ciudad en ropa interior, con sólo una sartén para golpear al dragón.
- Cualquiera de estos vicios malinterpretará la situación y permitirá que el miedo crezca o se reduzca fuera de su proporción adecuada.
- Pero como el valiente caballero, sigues teniendo miedo y reconoces que el deber te llama. Y manteniendo el miedo en su justa medida, te pones la armadura correcta y tomas las herramientas adecuadas y completas la búsqueda.
La acción valiente es doblemente dura porque ya actuamos con vileza.
- Si tiendes a la cobardía, ser valiente se siente como ser imprudente.
- Si tiendes a la temeridad, ser valiente se sentirá como ser cobarde.
- De cualquier manera, la acción valiente será incómoda.
- Precisamente por eso hay que practicar la valentía.
¿Cuáles son los dragones proverbiales que los ejecutivos deben matar?
Estrés, la preocupación y la ansiedad.
Tengo algunos hábitos sencillos para compartir que te ayudarán a cultivar el coraje.
- Presta atención a tu uso de las redes sociales. El aumento de la ansiedad en Estados Unidos es paralelo a nuestro uso acelerado de las plataformas de medios sociales. Estas plataformas promueven la comparación, presentan objetivos inalcanzables, invitan a un juicio malsano y reconfiguran nuestros cerebros como una adicción química. Presta atención, limita tu uso o abandónalo por completo. Esto requerirá valor diario, resistiendo el impulso de participar. Practica el autocontrol.
- Haz un inventario de tu estrés y tus preocupaciones. En su libro sobre el éxito de los ejecutivos, Scott Eblin explica que hay que rendir cuentas de muchos resultados y dejar de lado la responsabilidad de unos pocos. Este cambio a una responsabilidad amplia de alto nivel puede producirse sin la sensación de control que muchos altos directivos están acostumbrados a mantener. La rendición de cuentas sin un claro sentido de control puede convertirse rápidamente en estrés y preocupación.
- El estrés y la preocupación son más fuertes cuando se carece de poder y cuando se afronta la incertidumbre. Y la mayoría de las veces, el coraje le invitará a hacer una pausa para reconocer lo que está dentro y fuera de su control.
- No cedas al estrés abdicando de tu posición o doblando para forzar tu camino.
Practica el coraje permitiendo que el estrés sea una medida apropiada, un indicador útil de que algo está desequilibrado y un recordatorio para hacer balance de lo que es tuyo para controlar y lo que es tuyo para dejar ir.
No importa cómo cultives el valor, puedes estar seguro de ello. Cuanto más practiques, mejor preparado estarás para enfrentarte al dragón cuando la búsqueda se ofrezca.