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Transformación Mental para la toma de decisiones

No existen dos personas que vean el mundo de la misma manera: cada uno lo ve a través del lente de sus experiencias y valores.

Me recuerda la premisa que dice que no existen dos programadores que escriban exactamente el mismo código fuente.

Los prejuicios no son inherentemente malos; son parte de lo que nos hace humanos y fundamentalmente diferentes de un algoritmo. Aquí hay unos ejemplos:

  1. Si creciera en una provincia del interior del país, podría creer que es el lugar perfecto para criar a un niño. ¿Lo es? ¿Estoy descartando mejores opciones?
  2. Si estoy registrado en un partido político específico, probablemente votaré por un candidato de ese partido. ¿Es el mejor candidato o estoy descartando a mejores opciones?
  3. Si mis padres opinaran que la religión católica es la única y verdadera vía para alcanzar el camino de Dios. ¡Probablemente yo opinaría lo mismo! ¿Estoy en lo cierto? ¿Estoy descartando otras oportunidades de conocimiento?

Todos tenemos sesgos.

Necesitamos aceptar que tenemos prejuicios, debemos admitirlo.

Nuestras experiencias y condicionamiento social determinan muchos de nuestros principios y opiniones.

La mayoría de las veces, estos sesgos se manifiestan como preferencias personales que no son perjudiciales para los demás. En la música, por ejemplo: algunos prefieren a The Rolling Stones, yo prefiero escuchar a The Beatles.

Abordar los prejuicios como el racismo sistémico, o incluso el valor de usar una máscara durante la situación actual, a menudo requiere ser de mente abierta y estar dispuesto a cambiar nuestros pensamientos y creencias. Debemos estar dispuestos a evolucionar nuestras perspectivas y centrarnos en hacerlo bien.

Tenemos que estar dispuestos a cambiar nuestra opinión.

Es importante mirar la información que se nos presenta como si nuestra mente estuviese en blanco. Esto es clave, porque cuando te encuentras en una situación con una conclusión preexistente, en la necesidad desesperada de hechos de apoyo, terminas eligiendo la información que se te presenta. Y eso, no te hace una persona efectiva.

En ese caso, cualquier decisión que tomes, no será la mejor porque no se basa en los hechos reales que tienes al frente, sino en hechos inexistentes o parcialmente correctos o quizá también sea tan solo un producto  de tu imaginación.

No te preocupes en cómo desearías que fuesen las cosas, piensa más en cómo son realmente.

Y el primer paso para todo esto es mirar los hechos objetivos y dejar que te lleven a una conclusión.

Tener la mente abierta

Cuando tenemos la mente abierta, estamos más dispuestos a desafiar prejuicios preconcebidos.

  1. Buscamos comprender la perspectiva de los demás y estamos abiertos a un diálogo o debate sobre sus creencias.
  2. Escuchamos y agradecemos a las personas por compartir su tiempo, perspectiva y conocimiento.
  3. Al tener la mente abierta, contemplanmos antes de responder. No reaccionamos, respondemos.
  4. Frecuentemente cuestionamos nuestras propias suposiciones. Nos rodeamos de personas que nos desafían y hacen que sea seguro para otros hacerlo también. Mantenemos una mentalidad de crecimiento, abiertos a alimentar la mente y salir de la zona de confort.

Tener la mente abierta no debe confundirse con justificar actos inmorales, ilegales y antiéticos. Se trata de fortalecer nuestra capacidad de pensamiento crítico.

La idea es obtener la mayor cantidad de respuestas diferentes, entendiendo que no todas van a ser válidas o valiosas. La idea es poder clasificar dichas respuestas posteriormente. Con este método, tendrás mayores posibilidades de elegir la mejor opción. Nos preguntamos lo siguiente:

  1. ¿Cuál es la respuesta más realista?
  2. ¿Cuál respuesta se ocupa de los hechos?
  3. ¿Cuál respuesta lleva a mejores consecuencias?
  4. La respuesta debería ser obvia.

Además, ser de mente abierta te permite aceptar una conclusión que podría ser diferente de lo que normalmente esperas. Y cuanto más practiques esto, más afilado será tu pensamiento.

Mantengan sus cerebros metidos de forma segura dentro de sus cráneos. No hay que abrirlo en exceso. Sé abierto pero no crédulo. Es mejor pensar que creer.

¿Cómo logro esto?

Debes crear independencia.

Las personas que tienen dificultades para ser de mente abierta y son básicamente rehenes de sus propios prejuicios tienen un débil sentido de sí mismo. Consultan con personas que ya creen de la misma manera que ellos. Ellos saben esto, es por eso que corren hacia esas personas para obtener una rápida validación de sus ideas o prejuicios. Ellos saben cuál es la respuesta. Realmente no esperan algún tipo de sorpresa.

Para crear esa independencia en tu pensamiento puedes comenzar por:

  1. Leer tantas fuentes (de información) diferentes como sea posible, acerca del tema que te interesa.
  2. Examinar cualquier situación desde múltiples ángulos, siempre.
  3. Preguntar siempre: ¿por qué?
  4. No suponer nada.
  5. Leer todo tipo de recurso literario o material.
  6. No te apures en categorizar o etiquetar las cosas.
  7. Haz preguntas abiertas, de las que despiertan tu curiosidad personal.

Somos seres emocionales

Parte de este camino implica consistencia en el auto-control. Las emociones son partes inherentes de todos los seres humanos y debemos saberlas manejar.

Desde el momento en que te dispares emocionalmente, da un paso atrás y rechaza tu reacción. Respira profundamente y tómate un tiempo para procesar la información. Busca una distracción saludable y continúa tu camino a pesar de los posibles problemas que encuentres.  No tengas miedo en pedir ayuda, nadie debe avergonzarse por ello. Antes de que reacciones ante un titular noticioso, retrocede y verifica con calma ¿Qué es esta información? ¿A quién va dirigido esto? ¿Cómo puedes categorizar esto?

Observa lo que ocurre después

Tienes que entender que en el lapso de cualquier día, tenemos un tremenda cantidad de decisiones que tomar. La mayoría de las veces, vamos a través de estas elecciones de forma automática. Ni siquiera pensamos sobre las consecuencias o efectos a largo plazo.

Cuando debas tomar una decisión importante, mira los efectos secundarios que esa decisión tendría.  Antes de llevar a cabo tu decisión final, pregúntate sobre tu elección.

Explícatelo. ¿Tiene sentido? ¿Puedes clara y convincentemente explicar o resumir su decisión?

Es más fácil decirlo que hacerlo

Poner en práctica estos comportamientos no es una tarea fácil.

La mayor parte de nosotros tenemos dificulatd para tener la mente abierta.

Después de todo, venimos de ciertos antecedentes que nos crean sesgos.

Nadie está realmente libre de esto. Nadie es inmune a esto. Peor aún, no solo tenemos este conjunto de creencias que heredamos de nuestros padres o nuestro grupo social, sino que tendemos a estar rodeados de personas que comparten las mismas creencias.

Esto sucede sin que seamos conscientes de ello.

Ni siquiera tenemos que intentarlo. Este es nuestro contexto personal.

A menos que sea consciente de esto, es muy fácil que esto debilite sus esfuerzos por ser de mente abierta.